martes, 17 de abril de 2012

APRENDE A DECIR QUE NO

Parece ser que en nuestra infancia alguien omitió deliberadamente enseñarnos a decir que no. Aunque parece ser un problema generalizado en nuestra cultura, las mujeres somos especialmente propensas a padecer este mal. Hemos sido educadas para ser buenas y agradar a los demás y, por lo visto, algunas nos lo hemos creído. Por eso estamos tan dispuestas a sacrificar nuestro tiempo para atender las necesidades ajenas. 

¿Por qué nos cuesta decir que no? Son varias las razones: la búsqueda de aprobación, la preocupación por ayudar a los demás a la espera de que éstos hagan lo propio con nosotras en el futuro, la evitación de las situaciones de confrontación, etc. 

No saber decir que no supone entrar en un círculo vicioso del que resulta difícil escapar. Cada vez nos comprometemos a hacer más cosas: en el trabajo, en casa, en nuestro círculo de amistades... y ello nos provoca un grado de estrés innecesario. ¿Podremos mantener todas las promesas que hemos hecho? ¿hasta cuándo vamos a poder sostener este ritmo? La próxima vez que alguien te pida que te olvides de tus prioridades, valora el coste que esto tendrá en tu tiempo, tus proyectos e intereses personales. La mejor manera de aprender a decir "no" es empezar a practicarlo.....

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